Esta historia, me llegó al corazón porque mi padre supo estar al lado de mi madre hasta el último minuto.
El Alzheimer es una enfermedad que sufre más el compañero que el propio enfermo, y mi viejo se la bancó no sólo un rato por día, sino día tras día, minuto tras minuto hasta el final. Mi viejo es mi héroe personal, es todo lo que yo quisiera ser, porque todo lo que hizo por mi madre no fue por compromiso o por guardar las apariencias, lo hizo con todo su amor.
Comparto esta historia con ustedes en honor a el, doy gracias a Dios por su vida y por su ejemplo:
"Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde yo trabajo para hacerse curar una herida en la mano.
Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.
-No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado.
-Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas? Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:
-”Ella no sabe quién soy
yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”.
Tuve que contenerme las lágrimas mientras salía y pensé: -”Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es… ”
El amor puro y verdadero nacido en el
corazón de Dios, donde el compromiso se conjuga en el matrimonio como fruto del
perfecto plan de Dios.
“Y conocer el amor de Cristo, que excede á todo conocimiento,
para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:19
“El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.” 1 Juan 4:8