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Hola, somos Wilson y Carmen, un matrimonio que hace más de 26 años iniciamos la mayor de las empresas: convivir.

Con tres hijos y un hermoso nieto, podemos decir sin lugar a dudas que nuestro balance al dia de hoy es muy positivo, Dios nos ha bendecido de mil maneras, y a las puertas del medio siglo de vida, estamos en la mejor etapa de nuestra existencia. Por ello creamos este Blog, para compartir con quien las quiera recibir, las bendiciones que Dios nos ha dado a través de Su palabra, y los tips que nos llegan para tener una vida más saludable y placentera.

Y de eso se trata Vivir Mejor, de compartir. Queremos compartir contigo las cosas que nos han llevado a mejorar nuestra calidad de vida, que se habia deteriorado a causa del stress y las preocupaciones. Tenemos la esperanza de que algo de lo que encuentres aquí, pueda ser de bendición para tu vida, para tu salud y para la de los que amas.

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martes, 18 de septiembre de 2012

La belleza de la humildad

Vivió la humildad espiritual, y sin embargo, a nivel humano tenía mucho de qué enorgullecerse. Como autora de más de 70 libros y traductora de muchos otros al Afrikáans, Annalou Marais tenía mucho de qué alardear, pero ella le preocupaba más darle honra a Cristo que promocionarse a sí misma.
Trabajaba tras bambalinas en la conferencia bíblica, haciendo las labores de una sierva con una sonrisa y un corazón gozoso. Habría sido natural para ella desear, e incluso merecer los reflectores. En vez de ello, servía en silencio, llorando de gozo cuando Dios obraba en los corazones de las personas. Era una humildad impresionante, porque era totalmente auténtica.

Cada día que pasa, me asombro y me conmuevo con la cantidad de personas que hacen lo que deben hacer sin esperar nada a cambio, ni siquiera el más pequeño reconocimiento. Madres heroínas que amanecen en el mercado 4 listas para luchar por sus hijos con una sonrisa en los labios, padres que salen a enfrentar la calle para darle lo mejor a su familia, jóvenes huérfanos que se hechan al hombro la pesada carga familiar, hombres y mujeres anónimos que luchan por sus derechos y los nuestros, maestras de escuelas rurales, pastores de iglesias pobres y paupérrimas, misioneros en los más inhóspitos lugares de la tierra, y aquellos que hacen que las cosas funcionen para que otros se lleven el crédito (realmente no les importa, sólo les importa servir).

He escuchado decir: 
“Es asombroso lo que se puede lograr cuando no nos importa quién se lleva el crédito”.

Ciertamente esto se aplica al servicio cristiano, Pablo le dijo a la iglesia en Corinto: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” (1 Corintios 3:6-7). Pablo había aprendido esa gran lección acerca del corazón del siervo, tal y como la había aprendido Annalou: se trata enteramente de Dios. Lo que hacemos se logra por medio de Su poder y gracia, y toda la gloria debe dársele a Él.

Leer sobre Annalou y recordar a tantos siervos anónimos es una lección de humildad,  una lección que me recuerda la riqueza de servir a Dios.

Reflexión:
La vanidad y la gracia no pueden morar en el mismo lugar.
“Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” 1 Corintios 3:7