Introducción:
Hace unos días, Uruguay y el mundo se conmocionaron ante la irreverencia
de dos enfermeros que practicaban la eutanasia con sus pacientes terminales.
Una veintena de casos comprobados, abrieron la caja de pandora, y hoy se
habla de la posibilidad de cientos de casos provocados por estos dos monstruos a lo largo de siete años aproximadamente.
Mi madre se fue súbitamente hace un par de años, y no tuvimos, ni yo, ni
mi esposa y mis hijos, la más mínima posibilidad de despedirnos de ella.
Hoy, el dolor y la desazón se adueñaron de mi familia ante la horrible posibilidad
de que mi mamá haya sido una víctima más de estos asesinos de blanco,
que además son responsables de la angustia de miles de uruguayos.
Más allá de la rabia y el dolor del momento, yo tengo la certeza dentro de mi corazón, de que ella se fue en el momento que Dios dispuso, y a pesar de saber que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, en mi inevitable humanidad no puedo dejar de estar bastante sensible ante la posibilidad de que nos hayan robado la oportunidad de verla y honrarla por última vez.
Esta carta que les presento hoy, la leí hace varios años y vuelve a mí a través de una amistad del facebook. No puedo dejar de compartirla por la realidad que refleja la misma, que bien se puede aplicar a nuestros padres, sean naturales o no, o a aquellos que se han ocupado de nuestras vidas con ese amor desinteresado, tan natural de una mamá.
También es un homenaje a mi padre y a mis hermanas, que supieron darle
a mi viejita todo el amor, el apoyo y la comprensión que yo no le pude dar
desde la implacable distancia.
Es mi oración de que mi viejo y mis hermanas encuentren apoyo y fortaleza en los amorosos brazos de Jesús y que esta carta sea de bendición para todos aquellos que tengan la oportunidad de leerla.
Queda en manos del Señor.
Espero que toque sus corazones como tocó al mío...
de dos enfermeros que practicaban la eutanasia con sus pacientes terminales.
Una veintena de casos comprobados, abrieron la caja de pandora, y hoy se
habla de la posibilidad de cientos de casos provocados por estos dos monstruos a lo largo de siete años aproximadamente.
Mi madre se fue súbitamente hace un par de años, y no tuvimos, ni yo, ni
mi esposa y mis hijos, la más mínima posibilidad de despedirnos de ella.
Hoy, el dolor y la desazón se adueñaron de mi familia ante la horrible posibilidad
de que mi mamá haya sido una víctima más de estos asesinos de blanco,
que además son responsables de la angustia de miles de uruguayos.
Más allá de la rabia y el dolor del momento, yo tengo la certeza dentro de mi corazón, de que ella se fue en el momento que Dios dispuso, y a pesar de saber que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, en mi inevitable humanidad no puedo dejar de estar bastante sensible ante la posibilidad de que nos hayan robado la oportunidad de verla y honrarla por última vez.
Esta carta que les presento hoy, la leí hace varios años y vuelve a mí a través de una amistad del facebook. No puedo dejar de compartirla por la realidad que refleja la misma, que bien se puede aplicar a nuestros padres, sean naturales o no, o a aquellos que se han ocupado de nuestras vidas con ese amor desinteresado, tan natural de una mamá.
También es un homenaje a mi padre y a mis hermanas, que supieron darle
a mi viejita todo el amor, el apoyo y la comprensión que yo no le pude dar
desde la implacable distancia.
Es mi oración de que mi viejo y mis hermanas encuentren apoyo y fortaleza en los amorosos brazos de Jesús y que esta carta sea de bendición para todos aquellos que tengan la oportunidad de leerla.
Queda en manos del Señor.
Espero que toque sus corazones como tocó al mío...
Carta de una madre a su hija:
Mi querida hija, el día que me veas vieja, te...
pido por favor que tengas paciencia,
pero sobre todo trata de entenderme...
Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces,
no me interrumpas para decirme
“eso ya me lo contaste”,
solamente escúchame por favor...
Y recorda los tiempos en que ...
eras niña y yo te leía la misma historia,
noche tras noche hasta que te quedabas dormida...
Cuando no me quiera bañar, no me regañes
y por favor no trates de avergonzarme,
solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte
con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña...
Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología,
dame el tiempo necesario para aprender,
y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada...
Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas
como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma
y como confrontar y lidiar con la vida...
El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor,
ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme...
Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación,
dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo,
no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante...
Solamente ten presente en tu corazón que
lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches...
Y cuando mis cansadas y viejas piernas,
no me dejen caminar como antes, dame tu mano,
de la misma manera que yo te las ofrecí
cuando diste tus primero pasos...
Cuando estos días vengan,
no te debes sentir triste o incompetente de verme así,
sólo te pido que estés conmigo,
que trates de entenderme y ayudarme
mientras llego al final de mi vida con amor...
Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida,
que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré...
Con una enorme sonrisa
y con el inmenso amor que siempre te he tenido,
sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija...
Tu mamá
Honra a tu padre y a tu madre,
que es el primer mandamiento con promesa;
para que te vaya bien , y seas de larga vida sobre la tierra.
Efesios 6:2,3
para que te vaya bien , y seas de larga vida sobre la tierra.
Efesios 6:2,3
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