Bienvenidos

Hola, somos Wilson y Carmen, un matrimonio que hace más de 26 años iniciamos la mayor de las empresas: convivir.

Con tres hijos y un hermoso nieto, podemos decir sin lugar a dudas que nuestro balance al dia de hoy es muy positivo, Dios nos ha bendecido de mil maneras, y a las puertas del medio siglo de vida, estamos en la mejor etapa de nuestra existencia. Por ello creamos este Blog, para compartir con quien las quiera recibir, las bendiciones que Dios nos ha dado a través de Su palabra, y los tips que nos llegan para tener una vida más saludable y placentera.

Y de eso se trata Vivir Mejor, de compartir. Queremos compartir contigo las cosas que nos han llevado a mejorar nuestra calidad de vida, que se habia deteriorado a causa del stress y las preocupaciones. Tenemos la esperanza de que algo de lo que encuentres aquí, pueda ser de bendición para tu vida, para tu salud y para la de los que amas.

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sábado, 24 de marzo de 2012

Carta de una madre a su hija...

 
Introducción:

Hace unos días, Uruguay y el mundo se conmocionaron ante la irreverencia
de dos enfermeros que practicaban la eutanasia con sus pacientes terminales.

Una veintena de casos comprobados, abrieron la caja de pandora, y hoy se
habla de la posibilidad de cientos de casos provocados por estos dos monstruos a lo largo de siete años aproximadamente.

Mi madre se fue súbitamente hace un par de años, y no tuvimos, ni yo, ni
mi esposa y mis hijos, la más mínima posibilidad de despedirnos de ella.
Hoy, el dolor y la desazón se adueñaron de mi familia ante la horrible posibilidad
de que mi mamá haya sido una víctima más de estos asesinos de blanco,
que además son responsables de la angustia de miles de uruguayos.

Más allá de la rabia y el dolor del momento, yo tengo la certeza dentro de mi corazón, de que ella se fue en el momento que Dios dispuso, y a pesar de saber que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, en mi inevitable humanidad no puedo dejar de estar bastante sensible ante la posibilidad de que nos hayan robado la oportunidad de verla y honrarla por última vez.

Esta carta que les presento hoy, la leí hace varios años y vuelve a mí a través de una amistad del facebook. No puedo dejar de compartirla por la realidad que refleja la misma, que bien se puede aplicar a nuestros padres, sean naturales o no, o a aquellos que se han ocupado de nuestras vidas con ese amor desinteresado, tan natural de una mamá.

También es un homenaje a mi padre y a mis hermanas, que supieron darle
a mi viejita todo el amor, el apoyo y la comprensión que yo no le pude dar
desde la implacable distancia.


Es mi oración de que mi viejo y mis hermanas encuentren apoyo y fortaleza en los amorosos brazos de Jesús y que esta carta sea de bendición para todos aquellos que tengan la oportunidad de leerla.
Queda en manos del Señor.

Espero que toque sus corazones como tocó al mío...


Carta de una madre a su hija:         

Mi querida hija, el día que me veas vieja, te...
pido por favor que tengas paciencia,
pero sobre todo trata de entenderme...
Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces,
 no me interrumpas para decirme
“eso ya me lo contaste”,
solamente escúchame por favor...
Y recorda los tiempos en que ...
eras niña y yo te leía la misma historia,
noche tras noche hasta que te quedabas dormida...

Cuando no me quiera bañar, no me regañes
y por favor no trates de avergonzarme,
solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte
con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña...

Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología,
dame el tiempo necesario para aprender,
y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada...
Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas
como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma
y como confrontar y lidiar con la vida...

El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor,
ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme...
Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación,
dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo,
no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante...

Solamente ten presente en tu corazón que
lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches...
Y cuando mis cansadas y viejas piernas,
no me dejen caminar como antes, dame tu mano,
de la misma manera que yo te las ofrecí
cuando diste tus primero pasos...

Cuando estos días vengan,
no te debes sentir triste o incompetente de verme así,
sólo te pido que estés conmigo,
que trates de entenderme y ayudarme
mientras llego al final de mi vida con amor...
Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida,
que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré...
Con una enorme sonrisa
 y con el inmenso amor que siempre te he tenido,
sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija...

Tu mamá

Honra a tu padre y a tu madre, 
que es el primer mandamiento con promesa;
para que te vaya bien , y seas de larga vida sobre la tierra.
Efesios 6:2,3
 
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jueves, 22 de marzo de 2012

¡No me siento digno!


Estoy seguro que en algún momento de tu vida cristiana te has sentido indigno de hacerte llamar hijo de Dios, quizá por tus recurrentes errores o faltas, quizá por alguna área de tu vida que no has podido superar y se ha convertido en tu aguijón o porque crees que eres demasiado malo o mala como para hacerte llamar de esa forma.

Y es que no vamos a negar que todos quisiéramos hacer bien las cosas, no podemos negar que la intención de agradar a Dios está en nosotros, pero por alguna razón nos cuesta un mundo llevar a cabo su voluntad o por lo menos dejar de fallarle.
Yo sé lo que es ese sentimiento que nos embarga a la hora de hacer algo que consideramos que no teníamos que hacer. Sé lo que se siente prometer a Dios no hacer eso otra vez...  y volverlo a hacer. También sé lo que se siente ver como Dios a pesar de nuestros continuos errores sigue siendo Fiel a nosotros.
En mas de una ocasión me he sentado en mi cama y reflexionado sobre esto, ¿Por qué actuamos de esa forma?, ¿Por qué hacemos cosas que no queremos hacer, pero que al final terminamos haciéndolas?

En ocasiones me he encontrado llorando como un niño delante de Dios pidiéndole perdón nuevamente por algo que en más de alguna vez se lo he pedido. Y es que llegar delante de Dios después de fallarle en algo que prometiste no volver a fallarle es duro, es muy duro, y de no estar preparado puede ser el inicio de una caída libre.
Es en esos momentos en donde nuestras emociones se alborotan por el hecho de no hacer lo que Dios quiere que hagamos y en donde nos sentimos derrotados, sin fuerzas y quizá lo peor de todo: Indignos de Él. Es ahí cuando el enemigo quiere sacar ventaja.

Estoy seguro de que en esos momentos donde te sientes que no eres digno de seguir a Dios, ni mucho menos de llamarte su hijo, vienen una cantidad de pensamientos a tu mente tales como:
  • “¡Que hipócrita sos!”,
  • “¡Sos un caso perdido!”,
  • “¿Otra vez?, ¡Dios ya está cansado de ti!”,
  • “¡Sos un fracasado!”,
  • “¡No tenes vergüenza de venir delante de Dios!”,
  • “¡No mereces nada de lo que Dios te da!”
y muchísimas frases parecidas a esas que tienen el fin de aumentar tu sentimiento de indignidad.
Y es que tenes que entender que el enemigo de nuestras almas buscara la mínima oportunidad para minar tu mente con un sinfín de pensamientos negativos que lo único que querrán hacer es alejarte mas y mas de Dios.
Lastimosamente, a veces creemos las frases mentirosas y con mala intención que el diablo envía a nuestra mente. A veces creemos cada cosa y la tomamos como que si Dios mismo nos la estuviera diciendo.

Ahora te pregunto:
  • ¿Acaso Dios te trataría mal?,
  • ¿Acaso Dios te diría que eres un caso perdido?,
  • ¿Te diría Dios que eres un hipócrita o un bueno para nada?
Eso sería lo contrario a lo que Dios es, la Biblia dice que Dios es AMOR, que fue tan grande su amor o tanto nos amo que envió a su único Hijo a morir por nosotros.

¡Imagínate!, un Dios que es capaz de enviar a su único Hijo a morir por ti y por mí, es un Dios QUE NOS AMA CON UN AMOR ETERNO como lo dice su Palabra.
Quizás estos días te has sentido indigno de ser su hijo o de seguirlo...
Quizás tus acciones dicen lo contrario de lo que tu corazón realmente siente...
Quizás eres una persona que está batallando con hábitos negativos que no agradan a Dios y al verse acorralado por dichos hábitos, sientes que no mereces mas ser su hijo.

No te corresponde a ti juzgar si mereces o no ser su hijo!

La Biblia dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:11-12

Dios te hizo su hijo porque un día creíste en Jesús, porque un día aceptaste el sacrificio que Él hizo por ti para perdón de tus pecados, un día reconociste tu necesidad de perdón, por lo tanto tu eres hijo de Dios y eres tan preciado porque vales la sangre preciosa que Cristo derramo en la cruz del calvario por ti y por mí.

No merecíamos tanto amor, ni mucho menos un sacrificio tan grande, pero Dios a pesar de que no merecíamos lo que hizo, tuvo a bien hacerlo, porque nos amaba, porque sabía que podíamos ser parte de su equipo, porque quería regalarnos vida eterna y porque somos como la niña de sus ojos.

Tú vales mucho, Dios te hizo digno de vida eterna, no por algo que hiciste, sino por lo que Cristo hizo por ti, no porque lo merecías, sino porque Dios tuvo a bien hacerlo, eso se llama GRACIA, un regalo inmerecido. Merecías la muerte, más Dios te dio vida, eso se llama: MISERICORDIA, lo contrario a lo que mereces.

No permitas que el diablo te saque ventaja, no prestes tus oídos para que te lleve de su basura, al contrario, no escuches lo que te diga e inténtalo nuevamente.
El reino de los cielos estará lleno de valientes, de personas que no se rindieron frente a sus debilidades y defectos, sino que fueron determinados en seguir luchando hasta alcanzar llegar a ser conforme al corazón de Dios.

Quizá en el camino habrá muchos baches, quizá habrá momentos de derrota y frustraciones, quizá el enemigo te enviará cientos o miles de pensamientos negativos para desanimarte, pero tu virtud estará en no hacer caso a sus ideas y dirigir tu mirada al único que te conoce y cree en ti, esto es: A Cristo Jesús Señor nuestro.
Dios jamás te acusara, al contrario te animara, jamás te dejara de amar, porque su amor hacia tu vida es eterno, por tal razón una de las formas de retribuir ese amor incomparable es: NO RINDIENDOTE, intentándolo cuantas veces sea posible, apegarte a Él y permitir que con su ayuda puedas salir adelante de toda situación que crees invencible.

Hoy Dios quiere recordarte lo preciado que eres para Él, lo mucho que te ama y lo mucho que anhela verte luchando, no te rindas, por lo que más quieras, ¡No te rindas!, tú vales mucho, este momento de sentimientos encontrados pasara, pronto veras como Dios terminara la obra que ha comenzado en ti, estas en proceso de construcción, Dios trabajando en ti, pero aun no ha terminado, ¡No te rindas!

¡Vamos! ¡Levántate una vez más!, lo que Cristo hizo por ti es suficiente motivación como para no dejarnos vencer, es suficiente motivación como para decirle al enemigo en su cara: “¡No me daré por vencido!”

El enemigo solo quiere verte vencido para reírse en tu cara, Dios con ojos de amor lo único que quiere es verte en victoria, por lo tanto: ¡No te rindas! ¡Eres tan valioso para Él porque vales la sangre su Hijo unigénito!

No sigas creyendo que no eres digno, porque sí lo eres; ERES DIGNO porque Dios así lo quiso y porque un día estarás con Él por toda la eternidad, no por algo que hiciste o merecías, sino porque Dios te amo tanto, tanto que así lo decidió, por eso: ¡Pelea y no te des por vencido!

¡Demuestra

que eres digno de Él

no dándote por vencido !

“Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe. De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.

2 Tesalonicenses 1:11-12

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sábado, 17 de marzo de 2012

Sentido de Urgencia: Carlitos Silva, una pérdida inexplicable

 
Este martes a las 3 de la mañana un joven de 23 años, perdió la vida al chocar violentamente contra una columna de la ANDE sobre la Avda. Félix Bogado. La prensa, amarillista como siempre, dijo que este joven estaba alcoholizado, lo cual está muy lejos de la verdad.

Carlos Silva, simplemente estaba regresando de comprar helado para su mama. El auto era de su primo, y las botellas de cerveza vacías también.

Quizás te preguntes porqué comento esta noticia que es una más entre los muchos accidentes que hay cada semana.

Es que me toca de cerca.

Carlos es un joven de San Vicente, vecino de nuestra Iglesia, al cual tuve el placer de conocer hace años porque era compañero de colegio de mi hija María Belén. Alegre, lleno de vida, con una eterna sonrisa en el rostro, era un chico de buen corazón que tenía el don de hacerse querer por todo el mundo. Su buen trato y su alegría eran contagiantes, y conquistaban al más duro corazón.

Dolido por la pérdida, molesto por las mentiras de la prensa y por los comentarios groseros e insensibles de personas que se esconden detrás de un seudónimo, me puse a reflexionar sobre su muerte y sobre la actitud que tenemos con relación a Dios y a nuestro llamado.

Carlos estuvo cientos de veces en mi casa. Era un chico afectuoso y que siempre buscaba afecto. Como muchos que llegan a casa, el encontraba en mi familia la calidez de un abrazo y todo el afecto que somos capaces de dar.

PERO EN TODOS ESTOS AÑOS,
JAMÁS LE HABLÉ DE CRISTO NI DEL PLAN DE SALVACIÓN.

Ante semejante revelación de mi propia desidia, hoy me encuentro ante la terrible duda de si Carlitos alguna vez recibió a Jesús en su corazón.

El domingo el Pastor habló del poco tiempo que tenemos, y de lo mucho que queda por hacer. Hablaba de la fragilidad de la vida,  de cómo un día podemos estar charlando con una persona y un momento después quizás ya no está entre nosotros; al recordarlo me invadió una sensación de emergencia por la salvación de las personas. Es la gran comisión, es el llamado que tenemos como cristianos, y el Señor no nos quiere tibios. El demanda en Su palabra que seamos fríos o calientes, pero no tibios, o nos vomitará de su boca.

Quisiera poder contagiar esta sensación de urgencia…
Quisiera que Dios nos dé la voluntad de querer y de hacer…
Quisiera que Él nos capacite para Su propósito...
Quisiera pedir perdón por no estar al lado de aquellos que viven con esa sensación, peleando la buena batalla.

Es mi profundo anhelo que Carlitos esté en los brazos de Jesús. Tengo la esperanza de que alguien más comprometido que yo, le haya guiado a Sus pies. No se por qué Dios permitió que le pasara esto, quizás nunca lo sepa, pero si sé que al menos sirvió para que yo recibiera una tremenda bofetada y me despierte de mi letargo.

Hoy, una familia sufre el tremendo e inexplicable dolor de haber perdido a su único hijo. Es mi oración, y espero que sea la tuya de que encuentren consuelo en los brazos de Jesús, y que Carlitos este durmiendo el sueño que merecen los justos, por Su divina misericordia. 

El Señor no retarda Su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 1Pedro 3:9

No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9

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viernes, 2 de marzo de 2012

El valor de un abrazo



Hoy me desperté pensando en los abrazos, amanecí con ganas de abrazar…
…y de ser abrazado.

Crecí en una familia y en un país donde el abrazo es algo natural.
Mis padres siempre fueron de darnos largos y apretados abrazos, no solo por que la ocasión lo ameritaba, generalmente el abrazo venía porque si nomás.

Abrazados en el sillón mientras mirábamos la tele...
el abrazo de apoyo mientras hacía la tarea...
el abrazo protector caminando por la calle o en el ómnibus...
o ese abrazo impulsivo en el medio de la calle cuando papa llegaba de trabajar. Siempre hubo muchos abrazos en mi vida.

Abrazo, medalla y beso! – Decía mi viejo cuando hacía algo bien.
Un beso, un abrazo y una patada de paso! – Nos decía cuando quería ser cachiai (simpático).

Los uruguayos somos así,  abraceros y también besuqueros. En un encuentro con un amigo en la calle, surge espontáneamente un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. El apretón de manos y la palmada en el hombro lo dejamos para relaciones más “serias”, de trabajo o comerciales.
Pero dos uruguayos que no se abrazan, probablemente no sean amigos.

Una de las cosas que más me ha sorprendido en estos 30 años que llevo en Paraguay, es justamente la renuencia del paraguayo a abrazar y a ser abrazado. Hay excepciones, pero en general nuestra sociedad no está acostumbrada al abrazo. Cuando abrazo a alguien que aprecio, me consterna sentir su malestar, todo su cuerpo se pone rígido y su incomodidad es increíble. El abrazo es para muchos una señal de peligro, si es entre personas del mismo sexo es porque sos raro;  si son de sexo opuesto es porque hay algo, y si hay cierta diferencia de edad, cuidate de ese viejo/a.

Prejuicios…  Tontos prejuicios.

Sea como sea, yo creo que debemos estimular la  cultura del abrazo, porque éste tiene un tremendo poder.
Muchas vidas de personas que conozco, están rotas por la falta de abrazos en su historia personal, y es que el abrazo es una de las más grandes y puras manifestaciones del afecto, del cariño y del amor.

A mi casa llegan muchos jóvenes en busca de un abrazo afectuoso, abrazos que sus propios padres no les supieron dar. Observen que un bebe abandonado, no se desarrolla normalmente en los hogares por la falta del estímulo que significa el simple hecho de estar a upa. Upa, es lo mismo que abrazo.
Cada bebé que recibimos en casa, en pocos días cambia hasta el color de su piel por el efecto que le produce el sentirse amado.

Que otra manifestación nos da mas seguridad en nuestra vida que un fuerte abrazo? Ninguna.

Cuando abrazas a alguien, no sólo le estas manifestando tu afecto, estas siendo un embajador del amor de Dios.
Dios necesita de tus brazos para que aquellos que han caído se sientan amados y valorados.
Somos el cuerpo de Cristo, y debemos abrazar a las personas en Su nombre porque la necesidad es muy grande.

Un abrazo puede decir más que un millón de palabras.
Puede aliviar un corazón cansado.
Puede dar nuevas fuerzas a un espíritu caído.
Puede incluso, salvar una vida.

Quizás te cueste abrazar a las personas, pero en el fondo de tu corazón anhelas ese abrazo reparador que alguien alguna vez te negó. Habla con Dios, pídele que rompa tus cadenas, siente Su abrazo de Amor y con Su fuerza y con Su amor ABRAZA.

Abraza primero a tus seres queridos, diles con tus brazos lo mucho que los amas y cuanto les ama DIOS.
Vas a ver que se te van a ir las cosquillas, y vas a poder abrazar a otros, que tanto lo necesitan.

Y si no te cuesta mucho, ABRAZA MAS! Sé fiel con el don que Dios te ha dado!
El Señor te ha dado el don de amar!, repártelo con liberalidad.
Todo el amor que des, lo vas a recibir de nuevo multiplicado por mil.

Personalmente, lo que más me gusta del abrazo, es que cuando lo doy a alguien,
inmediatamente recibo otro abrazo. Hay mucha energía en eso.

Una pequeña reflexión:
Si no quieres abrazar, es porque en verdad tienes temor de exponerte y temor al rechazo.
No temas...

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
2Timoteo 1:7
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