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Hola, somos Wilson y Carmen, un matrimonio que hace más de 26 años iniciamos la mayor de las empresas: convivir.

Con tres hijos y un hermoso nieto, podemos decir sin lugar a dudas que nuestro balance al dia de hoy es muy positivo, Dios nos ha bendecido de mil maneras, y a las puertas del medio siglo de vida, estamos en la mejor etapa de nuestra existencia. Por ello creamos este Blog, para compartir con quien las quiera recibir, las bendiciones que Dios nos ha dado a través de Su palabra, y los tips que nos llegan para tener una vida más saludable y placentera.

Y de eso se trata Vivir Mejor, de compartir. Queremos compartir contigo las cosas que nos han llevado a mejorar nuestra calidad de vida, que se habia deteriorado a causa del stress y las preocupaciones. Tenemos la esperanza de que algo de lo que encuentres aquí, pueda ser de bendición para tu vida, para tu salud y para la de los que amas.

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lunes, 6 de agosto de 2012

El Verdadero amor... Una historia que lo resume todo





Esta historia (que se parece a la de mis padres) tocó mi corazón de tal manera que no la pude leer sin dejar de llorar. La comparto con ustedes porque esta es la clase de amor por el que batallamos cada día con mi esposa Carmen, y creo definitivamente, con 26 años de matrimonio, que vamos por buen camino. La sentí apropiada para dar un broche de oro a la campaña de los 50 días de amor. Espero que sea de bendición para sus vidas...


Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando este se apaga, en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio. 

El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente: 

"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó, mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. 
A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. 

Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. 
Esa noche sus hijos nos reunimos con él. 
En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. 
El pidió a mi hermano teólogo que le dijera  donde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y donde estaría ella. 
Mi padre escuchaba con gran atención.
De pronto pidió: "llévenme al cementerio".
Papá -respondimos-, ¡son las 11 de la noche, no podemos ir al cementerio ahora!

Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo:
"No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años".

Se produjo un momento de respetuoso silencio.
No discutimos más.
Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lápida.
Mi padre la acarició, lloró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos:
"Fueron 55 buenos años... saben?
Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así".
Hizo una pausa y se limpio la cara.
"Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, cambio de empleo", continuó, "..hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad, compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, oramos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores...
Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por que?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera...

"Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lagrimas.
Lo abrazamos y él nos consoló:
"Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".

Esa noche entendí lo que es el verdadero amor.

Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, más bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas.

Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron debatirle, ese tipo de amor era algo que no conocían. 
Anónimo


 
 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

1 Corintios 13:4-8

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