Bienvenidos

Hola, somos Wilson y Carmen, un matrimonio que hace más de 26 años iniciamos la mayor de las empresas: convivir.

Con tres hijos y un hermoso nieto, podemos decir sin lugar a dudas que nuestro balance al dia de hoy es muy positivo, Dios nos ha bendecido de mil maneras, y a las puertas del medio siglo de vida, estamos en la mejor etapa de nuestra existencia. Por ello creamos este Blog, para compartir con quien las quiera recibir, las bendiciones que Dios nos ha dado a través de Su palabra, y los tips que nos llegan para tener una vida más saludable y placentera.

Y de eso se trata Vivir Mejor, de compartir. Queremos compartir contigo las cosas que nos han llevado a mejorar nuestra calidad de vida, que se habia deteriorado a causa del stress y las preocupaciones. Tenemos la esperanza de que algo de lo que encuentres aquí, pueda ser de bendición para tu vida, para tu salud y para la de los que amas.

Síguenos, quizas encuentres algo que te sirva a ti tambien... y escribenos a wilsondusser@hotmail.com te responderemos con gusto.

martes, 11 de diciembre de 2012

Amor verdadero, una estampa de mi viejo...



Esta historia, me llegó al corazón porque mi padre supo estar al lado de mi madre hasta el último minuto.

El Alzheimer es una enfermedad que sufre más el compañero que el propio enfermo, y mi viejo se la bancó no sólo un rato por día, sino día tras día, minuto tras minuto hasta el final. Mi viejo es mi héroe personal, es todo lo que yo quisiera ser, porque todo lo que hizo por mi madre no fue por compromiso o por guardar las apariencias, lo hizo con todo su amor.

Comparto esta historia con ustedes en honor a el, doy gracias a Dios por su vida y por su ejemplo:


"Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde yo trabajo para hacerse curar una herida en la mano.
Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté qué era eso tan urgente que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.
Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.

-No, me dijo. Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.
Entonces le pregunté extrañado.
-Y si ya no sabe quién es usted, ¿por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:

-”Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”.

Tuve que contenerme las lágrimas mientras salía y pensé: -”Esa es la clase de amor que quiero para mi vida. El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es… ”

El amor puro y verdadero nacido en el corazón de Dios, donde el compromiso se conjuga en el matrimonio como fruto del perfecto plan de Dios.


“Y conocer el amor de Cristo, que excede á todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:19
  “El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.” 1 Juan 4:8

martes, 18 de septiembre de 2012

La belleza de la humildad

Vivió la humildad espiritual, y sin embargo, a nivel humano tenía mucho de qué enorgullecerse. Como autora de más de 70 libros y traductora de muchos otros al Afrikáans, Annalou Marais tenía mucho de qué alardear, pero ella le preocupaba más darle honra a Cristo que promocionarse a sí misma.
Trabajaba tras bambalinas en la conferencia bíblica, haciendo las labores de una sierva con una sonrisa y un corazón gozoso. Habría sido natural para ella desear, e incluso merecer los reflectores. En vez de ello, servía en silencio, llorando de gozo cuando Dios obraba en los corazones de las personas. Era una humildad impresionante, porque era totalmente auténtica.

Cada día que pasa, me asombro y me conmuevo con la cantidad de personas que hacen lo que deben hacer sin esperar nada a cambio, ni siquiera el más pequeño reconocimiento. Madres heroínas que amanecen en el mercado 4 listas para luchar por sus hijos con una sonrisa en los labios, padres que salen a enfrentar la calle para darle lo mejor a su familia, jóvenes huérfanos que se hechan al hombro la pesada carga familiar, hombres y mujeres anónimos que luchan por sus derechos y los nuestros, maestras de escuelas rurales, pastores de iglesias pobres y paupérrimas, misioneros en los más inhóspitos lugares de la tierra, y aquellos que hacen que las cosas funcionen para que otros se lleven el crédito (realmente no les importa, sólo les importa servir).

He escuchado decir: 
“Es asombroso lo que se puede lograr cuando no nos importa quién se lleva el crédito”.

Ciertamente esto se aplica al servicio cristiano, Pablo le dijo a la iglesia en Corinto: “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” (1 Corintios 3:6-7). Pablo había aprendido esa gran lección acerca del corazón del siervo, tal y como la había aprendido Annalou: se trata enteramente de Dios. Lo que hacemos se logra por medio de Su poder y gracia, y toda la gloria debe dársele a Él.

Leer sobre Annalou y recordar a tantos siervos anónimos es una lección de humildad,  una lección que me recuerda la riqueza de servir a Dios.

Reflexión:
La vanidad y la gracia no pueden morar en el mismo lugar.
“Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento” 1 Corintios 3:7

viernes, 31 de agosto de 2012

Tips para Vivir Mejor

CURIOSIDADES DE NUESTRO CUERPO 

(ALGO QUE DEBEMOS SABER)

  


1. Si te pica la garganta, ráscate el oído:
Al presionar los nervios de la oreja, se genera un reflejo inmediato en la garganta que produce espasmos y alivia la molestia.

 

2.Para escuchar mejor usa solo un lado del oído:
Si estás en una discoteca y no oyes bien lo que te dicen, gira tu cabeza y usa sólo tu oí­do derecho, ya que éste distingue mejor las conversaciones, mientras el izquierdo identifica mejor las canciones que suenan bajo.
 


  


 3. Para aguantar las ganas de ir al baño piensa en sexo:
Cuando no resistes las ganas de orinar y no tienes un baño cerca, piensa en
sexo. Eso entretiene a tu cerebro y el estrés disminuye.
 

  


4.Toser mientras te vacunan reduce el dolor:
Un grupo de científicos alemanes, descubrieron que si toses al momento que te inyectan, se aumenta la presión en el pecho y en la espina dorsal, lo que inhibe los conductores de dolor de la médula.
 

 

5. Si tienes la nariz tupida:
Presiona tu paladar y la parte superior de la nariz. Toca el paladar con la lengua fuertemente y con un dedo sujeta la nariz bajo el entrecejo. Esto permite que las secreciones se muevan y puedas respirar.
 




6.Cuando tengas acidez duerme sobre tu lado izquierdo:
Esto permite crear un ángulo entre el estómago y el esófago, para que los ácidos no puedan pasar a la garganta.

 
CUANDO ALGUIEN COMPARTE ALGO DE VALOR CONTIGO, TE BENEFICIAS
Por ello tienes la obligación moral de compartirlo con los demás.

jueves, 23 de agosto de 2012

Bodas de Oro



Ayer estaba arreglando unos papeles y me encontré con una carta de mi viejo.
Me escribía contándome cómo habían pasado con mamá en la celebración de sus 50 años de matrimonio, hace unos años.

Entre las muchas cosas que me escribió, rescato cuanto sigue:

"Cuando ustedes lleguen a los 50, verán qué emoción se siente.
FE
AMOR
PERSEVERANCIA
CONFIANZA
TOLERANCIA
Ésa es la clave (en ambos).

M´hijo, no importa lo malo que sea el sendero,
lo importante es saberlo sortear.
Las alegrías, se disfrutan;
los pesares, se recuerdan como un acto de la vida
en donde te das cuenta que Dios SIEMPRE compensa al afligido.
Siempre debes agradecer a nuestro Señor, por cada día,
por el milagro de despertarte vivo, y con tu compañera a tu lado,
por tu historia personal, llena de bellos momentos.

Estás lejos, y te extraño, cómo te extraño, pero doy gracias a Dios
por cada recuerdo: el fútbol, las noches de pesca, los viajes al interior,
las noches de boxeo en que entrabas escondido en mi gabán porque eras menor,
las inolvidables tertulias con tu madre en la cocina de la casa y mucho, mucho más.

Esta es tu casa, Carmen es una hija más y nuestros nietos...
no tengo palabras para describir lo que sentimos por los nietos.
Cada rincón habla de ustedes, y ésos recuerdos son nuestros tesoros
que nos acompañan cada día.

Cuando llegues a los 50, vas a tener tus propios tesoros
y los vas a guardar con el mismo amor y cariño que los guardamos nosotros..."

Estos son los valores que se están perdiendo en nuestra sociedad.
Miro con tristeza tantos hogares desechos, tantos niños y jóvenes sin rumbo, sin el rumbo claro que sólo una familia unida les puede dar.

Me entristece tremendamente ver a tantos padres jóvenes, pensando egoístamente primero en sus propios intereses y deseos, antes que en los de sus hijos.

Se ha perdido el valor de un abrazo, el valor de un beso, el valor del tiempo compartido. Ya no se charla, y mucho menos se escucha. Todo es gritos, violencia o simplemente indiferencia.

En estos días, hablamos mucho de que el país debe cambiar, que los gobernantes, los políticos y los empresarios deben cambiar.

Pero primero tenemos que limpiar la casa, debemos aprender a gobernar nuestras vidas y nuestras familias con amor, antes de salir a exigir nada.
Cambias tu mundo, y el mundo que te rodea cambia contigo, está visto que los cambios que valen la pena no vienen de los de arriba, ellos no quieren cambiar nada. El cambio, el verdadero cambio debe nacer del ciudadano común.

Mientras seamos una sociedad egoísta y consumista. Mientras nos sigamos arrancando los ojos por las sobras que nos tiran de arriba, nada va a cambiar, porque estamos jugando el juego que ellos quieren que juguemos. 
El juego de la indiferencia, el de la violencia y el del consumismo voraz e irracional.

De arriba, de mucho más arriba, lo único bueno que viene, viene del amor de Dios.

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida... que te son dados debajo del sol... Eclesiastés 9:9

Wilson Dusser

lunes, 6 de agosto de 2012

El Verdadero amor... Una historia que lo resume todo





Esta historia (que se parece a la de mis padres) tocó mi corazón de tal manera que no la pude leer sin dejar de llorar. La comparto con ustedes porque esta es la clase de amor por el que batallamos cada día con mi esposa Carmen, y creo definitivamente, con 26 años de matrimonio, que vamos por buen camino. La sentí apropiada para dar un broche de oro a la campaña de los 50 días de amor. Espero que sea de bendición para sus vidas...


Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio. Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando este se apaga, en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio. 

El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente: 

"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó, mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. 
A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. 

Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. 
Esa noche sus hijos nos reunimos con él. 
En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. 
El pidió a mi hermano teólogo que le dijera  donde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y donde estaría ella. 
Mi padre escuchaba con gran atención.
De pronto pidió: "llévenme al cementerio".
Papá -respondimos-, ¡son las 11 de la noche, no podemos ir al cementerio ahora!

Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo:
"No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años".

Se produjo un momento de respetuoso silencio.
No discutimos más.
Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lápida.
Mi padre la acarició, lloró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos:
"Fueron 55 buenos años... saben?
Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así".
Hizo una pausa y se limpio la cara.
"Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, cambio de empleo", continuó, "..hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad, compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, oramos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores...
Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por que?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera...

"Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lagrimas.
Lo abrazamos y él nos consoló:
"Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".

Esa noche entendí lo que es el verdadero amor.

Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, más bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas.

Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron debatirle, ese tipo de amor era algo que no conocían. 
Anónimo


 
 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

1 Corintios 13:4-8

sábado, 24 de marzo de 2012

Carta de una madre a su hija...

 
Introducción:

Hace unos días, Uruguay y el mundo se conmocionaron ante la irreverencia
de dos enfermeros que practicaban la eutanasia con sus pacientes terminales.

Una veintena de casos comprobados, abrieron la caja de pandora, y hoy se
habla de la posibilidad de cientos de casos provocados por estos dos monstruos a lo largo de siete años aproximadamente.

Mi madre se fue súbitamente hace un par de años, y no tuvimos, ni yo, ni
mi esposa y mis hijos, la más mínima posibilidad de despedirnos de ella.
Hoy, el dolor y la desazón se adueñaron de mi familia ante la horrible posibilidad
de que mi mamá haya sido una víctima más de estos asesinos de blanco,
que además son responsables de la angustia de miles de uruguayos.

Más allá de la rabia y el dolor del momento, yo tengo la certeza dentro de mi corazón, de que ella se fue en el momento que Dios dispuso, y a pesar de saber que la voluntad de Dios es agradable y perfecta, en mi inevitable humanidad no puedo dejar de estar bastante sensible ante la posibilidad de que nos hayan robado la oportunidad de verla y honrarla por última vez.

Esta carta que les presento hoy, la leí hace varios años y vuelve a mí a través de una amistad del facebook. No puedo dejar de compartirla por la realidad que refleja la misma, que bien se puede aplicar a nuestros padres, sean naturales o no, o a aquellos que se han ocupado de nuestras vidas con ese amor desinteresado, tan natural de una mamá.

También es un homenaje a mi padre y a mis hermanas, que supieron darle
a mi viejita todo el amor, el apoyo y la comprensión que yo no le pude dar
desde la implacable distancia.


Es mi oración de que mi viejo y mis hermanas encuentren apoyo y fortaleza en los amorosos brazos de Jesús y que esta carta sea de bendición para todos aquellos que tengan la oportunidad de leerla.
Queda en manos del Señor.

Espero que toque sus corazones como tocó al mío...


Carta de una madre a su hija:         

Mi querida hija, el día que me veas vieja, te...
pido por favor que tengas paciencia,
pero sobre todo trata de entenderme...
Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces,
 no me interrumpas para decirme
“eso ya me lo contaste”,
solamente escúchame por favor...
Y recorda los tiempos en que ...
eras niña y yo te leía la misma historia,
noche tras noche hasta que te quedabas dormida...

Cuando no me quiera bañar, no me regañes
y por favor no trates de avergonzarme,
solamente recuerda las veces que yo tuve que perseguirte
con miles de excusas para que te bañaras cuando eras niña...

Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología,
dame el tiempo necesario para aprender,
y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de desesperada...
Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas
como comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma
y como confrontar y lidiar con la vida...

El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor,
ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme...
Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la conversación,
dame el tiempo necesario para recordar y si no puedo,
no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante...

Solamente ten presente en tu corazón que
lo más importante para mí es estar contigo y que me escuches...
Y cuando mis cansadas y viejas piernas,
no me dejen caminar como antes, dame tu mano,
de la misma manera que yo te las ofrecí
cuando diste tus primero pasos...

Cuando estos días vengan,
no te debes sentir triste o incompetente de verme así,
sólo te pido que estés conmigo,
que trates de entenderme y ayudarme
mientras llego al final de mi vida con amor...
Y con gran cariño por el regalo de tiempo y vida,
que tuvimos la dicha de compartir juntas, te lo agradeceré...
Con una enorme sonrisa
 y con el inmenso amor que siempre te he tenido,
sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija...

Tu mamá

Honra a tu padre y a tu madre, 
que es el primer mandamiento con promesa;
para que te vaya bien , y seas de larga vida sobre la tierra.
Efesios 6:2,3
 
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jueves, 22 de marzo de 2012

¡No me siento digno!


Estoy seguro que en algún momento de tu vida cristiana te has sentido indigno de hacerte llamar hijo de Dios, quizá por tus recurrentes errores o faltas, quizá por alguna área de tu vida que no has podido superar y se ha convertido en tu aguijón o porque crees que eres demasiado malo o mala como para hacerte llamar de esa forma.

Y es que no vamos a negar que todos quisiéramos hacer bien las cosas, no podemos negar que la intención de agradar a Dios está en nosotros, pero por alguna razón nos cuesta un mundo llevar a cabo su voluntad o por lo menos dejar de fallarle.
Yo sé lo que es ese sentimiento que nos embarga a la hora de hacer algo que consideramos que no teníamos que hacer. Sé lo que se siente prometer a Dios no hacer eso otra vez...  y volverlo a hacer. También sé lo que se siente ver como Dios a pesar de nuestros continuos errores sigue siendo Fiel a nosotros.
En mas de una ocasión me he sentado en mi cama y reflexionado sobre esto, ¿Por qué actuamos de esa forma?, ¿Por qué hacemos cosas que no queremos hacer, pero que al final terminamos haciéndolas?

En ocasiones me he encontrado llorando como un niño delante de Dios pidiéndole perdón nuevamente por algo que en más de alguna vez se lo he pedido. Y es que llegar delante de Dios después de fallarle en algo que prometiste no volver a fallarle es duro, es muy duro, y de no estar preparado puede ser el inicio de una caída libre.
Es en esos momentos en donde nuestras emociones se alborotan por el hecho de no hacer lo que Dios quiere que hagamos y en donde nos sentimos derrotados, sin fuerzas y quizá lo peor de todo: Indignos de Él. Es ahí cuando el enemigo quiere sacar ventaja.

Estoy seguro de que en esos momentos donde te sientes que no eres digno de seguir a Dios, ni mucho menos de llamarte su hijo, vienen una cantidad de pensamientos a tu mente tales como:
  • “¡Que hipócrita sos!”,
  • “¡Sos un caso perdido!”,
  • “¿Otra vez?, ¡Dios ya está cansado de ti!”,
  • “¡Sos un fracasado!”,
  • “¡No tenes vergüenza de venir delante de Dios!”,
  • “¡No mereces nada de lo que Dios te da!”
y muchísimas frases parecidas a esas que tienen el fin de aumentar tu sentimiento de indignidad.
Y es que tenes que entender que el enemigo de nuestras almas buscara la mínima oportunidad para minar tu mente con un sinfín de pensamientos negativos que lo único que querrán hacer es alejarte mas y mas de Dios.
Lastimosamente, a veces creemos las frases mentirosas y con mala intención que el diablo envía a nuestra mente. A veces creemos cada cosa y la tomamos como que si Dios mismo nos la estuviera diciendo.

Ahora te pregunto:
  • ¿Acaso Dios te trataría mal?,
  • ¿Acaso Dios te diría que eres un caso perdido?,
  • ¿Te diría Dios que eres un hipócrita o un bueno para nada?
Eso sería lo contrario a lo que Dios es, la Biblia dice que Dios es AMOR, que fue tan grande su amor o tanto nos amo que envió a su único Hijo a morir por nosotros.

¡Imagínate!, un Dios que es capaz de enviar a su único Hijo a morir por ti y por mí, es un Dios QUE NOS AMA CON UN AMOR ETERNO como lo dice su Palabra.
Quizás estos días te has sentido indigno de ser su hijo o de seguirlo...
Quizás tus acciones dicen lo contrario de lo que tu corazón realmente siente...
Quizás eres una persona que está batallando con hábitos negativos que no agradan a Dios y al verse acorralado por dichos hábitos, sientes que no mereces mas ser su hijo.

No te corresponde a ti juzgar si mereces o no ser su hijo!

La Biblia dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:11-12

Dios te hizo su hijo porque un día creíste en Jesús, porque un día aceptaste el sacrificio que Él hizo por ti para perdón de tus pecados, un día reconociste tu necesidad de perdón, por lo tanto tu eres hijo de Dios y eres tan preciado porque vales la sangre preciosa que Cristo derramo en la cruz del calvario por ti y por mí.

No merecíamos tanto amor, ni mucho menos un sacrificio tan grande, pero Dios a pesar de que no merecíamos lo que hizo, tuvo a bien hacerlo, porque nos amaba, porque sabía que podíamos ser parte de su equipo, porque quería regalarnos vida eterna y porque somos como la niña de sus ojos.

Tú vales mucho, Dios te hizo digno de vida eterna, no por algo que hiciste, sino por lo que Cristo hizo por ti, no porque lo merecías, sino porque Dios tuvo a bien hacerlo, eso se llama GRACIA, un regalo inmerecido. Merecías la muerte, más Dios te dio vida, eso se llama: MISERICORDIA, lo contrario a lo que mereces.

No permitas que el diablo te saque ventaja, no prestes tus oídos para que te lleve de su basura, al contrario, no escuches lo que te diga e inténtalo nuevamente.
El reino de los cielos estará lleno de valientes, de personas que no se rindieron frente a sus debilidades y defectos, sino que fueron determinados en seguir luchando hasta alcanzar llegar a ser conforme al corazón de Dios.

Quizá en el camino habrá muchos baches, quizá habrá momentos de derrota y frustraciones, quizá el enemigo te enviará cientos o miles de pensamientos negativos para desanimarte, pero tu virtud estará en no hacer caso a sus ideas y dirigir tu mirada al único que te conoce y cree en ti, esto es: A Cristo Jesús Señor nuestro.
Dios jamás te acusara, al contrario te animara, jamás te dejara de amar, porque su amor hacia tu vida es eterno, por tal razón una de las formas de retribuir ese amor incomparable es: NO RINDIENDOTE, intentándolo cuantas veces sea posible, apegarte a Él y permitir que con su ayuda puedas salir adelante de toda situación que crees invencible.

Hoy Dios quiere recordarte lo preciado que eres para Él, lo mucho que te ama y lo mucho que anhela verte luchando, no te rindas, por lo que más quieras, ¡No te rindas!, tú vales mucho, este momento de sentimientos encontrados pasara, pronto veras como Dios terminara la obra que ha comenzado en ti, estas en proceso de construcción, Dios trabajando en ti, pero aun no ha terminado, ¡No te rindas!

¡Vamos! ¡Levántate una vez más!, lo que Cristo hizo por ti es suficiente motivación como para no dejarnos vencer, es suficiente motivación como para decirle al enemigo en su cara: “¡No me daré por vencido!”

El enemigo solo quiere verte vencido para reírse en tu cara, Dios con ojos de amor lo único que quiere es verte en victoria, por lo tanto: ¡No te rindas! ¡Eres tan valioso para Él porque vales la sangre su Hijo unigénito!

No sigas creyendo que no eres digno, porque sí lo eres; ERES DIGNO porque Dios así lo quiso y porque un día estarás con Él por toda la eternidad, no por algo que hiciste o merecías, sino porque Dios te amo tanto, tanto que así lo decidió, por eso: ¡Pelea y no te des por vencido!

¡Demuestra

que eres digno de Él

no dándote por vencido !

“Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe. De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.

2 Tesalonicenses 1:11-12

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sábado, 17 de marzo de 2012

Sentido de Urgencia: Carlitos Silva, una pérdida inexplicable

 
Este martes a las 3 de la mañana un joven de 23 años, perdió la vida al chocar violentamente contra una columna de la ANDE sobre la Avda. Félix Bogado. La prensa, amarillista como siempre, dijo que este joven estaba alcoholizado, lo cual está muy lejos de la verdad.

Carlos Silva, simplemente estaba regresando de comprar helado para su mama. El auto era de su primo, y las botellas de cerveza vacías también.

Quizás te preguntes porqué comento esta noticia que es una más entre los muchos accidentes que hay cada semana.

Es que me toca de cerca.

Carlos es un joven de San Vicente, vecino de nuestra Iglesia, al cual tuve el placer de conocer hace años porque era compañero de colegio de mi hija María Belén. Alegre, lleno de vida, con una eterna sonrisa en el rostro, era un chico de buen corazón que tenía el don de hacerse querer por todo el mundo. Su buen trato y su alegría eran contagiantes, y conquistaban al más duro corazón.

Dolido por la pérdida, molesto por las mentiras de la prensa y por los comentarios groseros e insensibles de personas que se esconden detrás de un seudónimo, me puse a reflexionar sobre su muerte y sobre la actitud que tenemos con relación a Dios y a nuestro llamado.

Carlos estuvo cientos de veces en mi casa. Era un chico afectuoso y que siempre buscaba afecto. Como muchos que llegan a casa, el encontraba en mi familia la calidez de un abrazo y todo el afecto que somos capaces de dar.

PERO EN TODOS ESTOS AÑOS,
JAMÁS LE HABLÉ DE CRISTO NI DEL PLAN DE SALVACIÓN.

Ante semejante revelación de mi propia desidia, hoy me encuentro ante la terrible duda de si Carlitos alguna vez recibió a Jesús en su corazón.

El domingo el Pastor habló del poco tiempo que tenemos, y de lo mucho que queda por hacer. Hablaba de la fragilidad de la vida,  de cómo un día podemos estar charlando con una persona y un momento después quizás ya no está entre nosotros; al recordarlo me invadió una sensación de emergencia por la salvación de las personas. Es la gran comisión, es el llamado que tenemos como cristianos, y el Señor no nos quiere tibios. El demanda en Su palabra que seamos fríos o calientes, pero no tibios, o nos vomitará de su boca.

Quisiera poder contagiar esta sensación de urgencia…
Quisiera que Dios nos dé la voluntad de querer y de hacer…
Quisiera que Él nos capacite para Su propósito...
Quisiera pedir perdón por no estar al lado de aquellos que viven con esa sensación, peleando la buena batalla.

Es mi profundo anhelo que Carlitos esté en los brazos de Jesús. Tengo la esperanza de que alguien más comprometido que yo, le haya guiado a Sus pies. No se por qué Dios permitió que le pasara esto, quizás nunca lo sepa, pero si sé que al menos sirvió para que yo recibiera una tremenda bofetada y me despierte de mi letargo.

Hoy, una familia sufre el tremendo e inexplicable dolor de haber perdido a su único hijo. Es mi oración, y espero que sea la tuya de que encuentren consuelo en los brazos de Jesús, y que Carlitos este durmiendo el sueño que merecen los justos, por Su divina misericordia. 

El Señor no retarda Su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 1Pedro 3:9

No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Gálatas 6:9

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