Bienvenidos

Hola, somos Wilson y Carmen, un matrimonio que hace más de 26 años iniciamos la mayor de las empresas: convivir.

Con tres hijos y un hermoso nieto, podemos decir sin lugar a dudas que nuestro balance al dia de hoy es muy positivo, Dios nos ha bendecido de mil maneras, y a las puertas del medio siglo de vida, estamos en la mejor etapa de nuestra existencia. Por ello creamos este Blog, para compartir con quien las quiera recibir, las bendiciones que Dios nos ha dado a través de Su palabra, y los tips que nos llegan para tener una vida más saludable y placentera.

Y de eso se trata Vivir Mejor, de compartir. Queremos compartir contigo las cosas que nos han llevado a mejorar nuestra calidad de vida, que se habia deteriorado a causa del stress y las preocupaciones. Tenemos la esperanza de que algo de lo que encuentres aquí, pueda ser de bendición para tu vida, para tu salud y para la de los que amas.

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miércoles, 29 de febrero de 2012

Agotado por la prueba




Esos momentos difíciles de la vida,
esas situaciones inesperadas que se nos presentan la mayoría de las veces sin siquiera imaginarlo,
esas largas pruebas que parecen no terminar nunca, son sin duda  las que mas tristeza nos provocan.  

Un día estás viviendo un sueño, Dios bendice todo lo que haces,
tu familia, el trabajo de tus manos, tu salud, TODO.
Vas por la vida con una sonrisa de oreja a oreja; todo parece ir bien, te sientes lleno de energía,
y agradecido por todo lo bueno que te pasa,…
pero en un abrir y cerrar de ojos, de la nada te encuentras envuelto en una situación complicada,
dolorosa, algo que de repente y sin saber como, llegó a provocar un contraste total en lo que
parecía pura felicidad.

Todo tu mundo y tu seguridad se derrumban y te sorprendes por la prueba.

Sentimientos encontrados y muchas dudas vienen a tu mente, dolor, incertidumbre, desconfianza,
tristeza, desánimo y toda clase de cosas que te roban la paz. Las personas te aconsejan y te dicen
que todo estará bien, pero tu piensas que es demasiado fácil opinar desde el lugar del espectador,
y sinceramente es cierto, pues a veces hay que estar exactamente en la misma situación para
alcanzar a comprender a la persona que esta sufriendo, como dice el dicho popular:
“hay que estar en los zapatos del otro”.

Es tan difícil mantener un buen animo en medio de una prueba o dificultad,
pues aunque buscamos consejos y apoyo nadie sabe exactamente como nos sentimos,
nadie, excepto Dios.

El es el único que sabe en que momento y por que razón pasan las cosas,
a Él no se le puede ocultar nada, ningún sentimiento, ningún pensamiento,
nuestro corazón esta completamente expuesto delante de Él, y lo que es mejor,
no solo es un espectador más,
El es el único que tiene la medida de tus zapatos para ponerse en ellos,
comprender lo que sientes, y brindarte su ayuda incondicional.

A pesar de saber que Dios está en control, y que en un alto porcentaje del día sentimos paz
y tranquilidad, muchas veces nos ponemos la careta de que “está todo bien”,
cuando en realidad no es así.
Nos ponemos la careta por quienes nos rodean y nos necesitan fuertes, y también por  nosotros mismos.
Pero queda un porcentaje del  día, en el cual nos quedamos solos, con Dios; y nos invade esa tristeza,
esa sensación de abandono y soledad que embarga nuestro corazón, que nos lleva a las lágrimas,
al desánimo y a preguntarnos o a preguntarle al Señor: …porqué!

No siempre encontramos un “porque” para cada situación,
pero a la larga podemos ver el “para que” de las pruebas.

Las pruebas no se hicieron para hacer sufrir a nadie,
se hicieron para enseñarnos a ser fuertes,
a saber apreciar la felicidad.
Creo que si no conociéramos la tristeza, 
no sabríamos cual es la diferencia entre ella y la alegría,
si no conociéramos la necesidad, no apreciaríamos la abundancia,
si no sufriéramos una enfermedad, jamás agradeceríamos la salud...

Estoy viviendo épocas  de dificultad mientras escribo esto, épocas en las que no sé,
ni logro entender la razón de lo que hoy me pasa, y si estoy escribiendo estas líneas
es porque llevo varios días con una profunda tristeza en mi corazón
y me he sentido realmente agotado por la prueba.

Al escribir me libero y el primer bendecido soy yo, porque acabo de adquirir, mejor dicho,
de re adquirir la profunda certeza de que todo está en manos de Dios y que El tiene un propósito,
y siempre, siempre un final feliz.
Dios quiera que, si estás pasando por algo similar, esta nota te sirva para bendecirte con la misma certeza.

Mantén el ánimo en las pruebas, que si te han tomado por sorpresa,
también serás sorprendido por el resultado que Dios tiene para ti.

Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios…
…para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón,
si habías de guardar o no sus mandamientos.
Deut. 8:2

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lunes, 20 de febrero de 2012

El efecto de tus palabras


Cuantas veces hemos escuchado que lo que declaramos con nuestra boca será hecho?


 
A pesar de que nos han instruído al respecto en varias ocasiones, no prestamos mucha atención a ello hasta que vemos que las palabras realmente están haciendo efecto, en especial cuando esas palabras han sido negativas, ya que aunque es difícil de creer, al pronunciarlas comenzamos a limitarnos.



Así y todo, en nuestra necedad (de la que el Señor tanto nos reprende en Su palabra), seguimos maldiciendo nuestra vida y la de otros con nuestras palabras.

¿Cuántas veces frente a una situación difícil has dicho “no puedo”, “no soy capaz”, “no tengo fuerzas”, cuantas más te has sentido derrotado antes de luchar?

¿Cuantas veces les has dicho a otros, y lo que es peor a tus hijos, "no puedes", "no eres capaz"?

No tenemos que decirlo literalmente, pero se me ocurren cientos de expresiones negativas que podemos usar para despreciar nuestra capacidad o la de otros.
No me hagas reir; estás loco; eso no es para mi; ni en sueños; no seas bobo; mejor buscá otra cosa; no creo que te de la cabeza, hay miles mejor preparados que nosotros; etc; etc; etc...

Agregá a la lista todos los que solés usar y te vas a sorprender:
El poder de las palabras para bien o para mal siempre hace efecto, pero lamentablemente es mas común escuchar o decir las negativas, pues nos es difícil decir algo positivo en medio de un problema o situación incomoda.

Hay un verso en Proverbios 6:2  que dice:
“Te has enlazado con las palabras de tu boca y has quedado preso en los dichos de tus labios”

A veces sin darnos cuenta con nuestras propias palabras limitamos nuestras capacidades, repetimos una y otra vez frases negativas que al poco tiempo se hacen parte de nuestra vida, y nos acostumbramos a vivir limitada y negativamente y a pesar de que hay potencial en nosotros se desaprovecha, pues queremos hacer una cosa pero inconscientemente declaramos lo contrario y caemos presos de nuestras declaraciones.

Y esto es el resultado de una sociedad que intenta condicionarnos y matenernos en la mediocridad:
El que nace para pito nunca llega a corneta...
Si falló una vez va a fallar toda la vida...
Sus padres fueron malos, el también va a se así...
Mirá de donde viene, que podés esperar...
No lo permitas, nada de eso es cierto:

Todo esto está muy lejos de lo que Dios quiere para nuestras vidas.

Si tu has querido perdonar pero al mismo tiempo dices no puedo, entonces tu mismo te estas negando a hacerlo, si has querido emprender algo nuevo pero también dices "no se si pueda",  entonces estas desconfiando, o si estas luchando por sobreponerte a una situación difícil y dices "no tengo fuerzas", entonces estas limitando tu capacidad de hacerlo.
 
Lo que declaramos con nuestra boca eso es, y no quiere decir que pronunciemos “palabras mágicas” sino que lo hagamos con la firme convicción de que tenemos la capacidad y la ayuda de Dios para poder hacer lo que a veces vemos como difícil o imposible de lograr.

Decir YO PUEDO, no es una quimera o una declaración quijotesca.
Es una declaración de fe, de que tienes un Dios que te fortalece y te instruye con Sabiduría.
 

 A pesar del panorama que tengas delante de ti, declara bendición sobre tu vida, en lugar de negación. Solo tú decides el efecto que causan tus palabras.

De la abundancia del corazón habla la boca. Mateo 12:34
La muerte y la vida están en poder de la lengua. Prov. 18:21

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martes, 14 de febrero de 2012

Día de los enamorados - Dos viejitos lindos‏






Mis padres cumplieron 50 años de casados hace cuatro años.

Cincuenta años es muchísimo tiempo. Yo tengo esa edad.

No voy a contar la historia de vida de mis viejos, pero si quiero señalar que de ellos aprendí varias cosas, que no me las enseñaron con palabras, me las enseñaron con su testimonio de vida.

El día que yo le dije a Carmen que me quería casar con ella, yo sabía que estaba tomando la decisión más seria de mi vida, y que mi compromiso era para siempre. Pase lo que pase.

Y eso no es algo que aprendí yo solo, me lo enseñaron mis padres, con su ejemplo.

Lo que son las cosas, mi esposa ese día se rió de mí, no me quería creer.
Con el paso de los años luego de casados, y ya con una hija, ella seguía sin creer en ese compromiso.
Estaba absolutamente convencida de que yo en algún momento la tenía que abandonar.
Y esa actitud tampoco es casualidad, es el fruto del legado que sus padres le dejaron.
Un legado de abandonos y traiciones.
Con el tiempo y con mucho esfuerzo, se dio cuenta de que yo venía de una familia sólida, y pudo aceptar el hecho de que yo estaría para ella SIEMPRE, en las buenas y en las malas, de la misma manera que mis viejitos se tuvieron el uno a otro en todas las circunstancias.

Otra cosa que aprendí de esos viejitos lindos, es que las cosas no siempre son buenas en el matrimonio, que hay etapas en que uno u otro quiere abandonar todo y seguir con su vida. Pero ellos me enseñaron que el amor no es una cosa del corazón nomás. Uno decide amar, de la misma forma que decide odiar.
Y aunque a muchos le parezca mentira, decidir amar a tu pareja es el camino más corto y más fácil a la felicidad.

Pero el legado más importante que me dejaron, es mi capacidad para perdonar. Y la verdad es que gracias a Dios y a ellos, a mi el perdón se me da con facilidad. Nunca fui rencoroso, y olvido con tremenda facilidad las ofensas o el daño que me puedan hacer. Esto me ha ayudado mucho en mi matrimonio, que intenta emular la vida de esos
dos viejitos preciosos, y por eso este 22 de febrero cumplimos  26 años de convivencia.

Me considero un hombre afortunado.
Dios me ha regalado una compañera de fierro, que ha sabido pelear a mi lado, y que ha estado conmigo en las buenas y en las muy buenas; en las malas y en las muuuuy  pero muuuuy malas.
Igual que mis adorados viejitos.

Mis hijos (de los que me siento íntimamente orgulloso y agradecido a Dios) nos observan y anhelan para sus vidas lo que nosotros tenemos, y obviamente, lo que sus abuelos  tuvieron.

Y ese es el punto mis queridos amigos.
Nuestras vidas se reflejan en la vida de nuestros hijos, que en mi caso podría decir que son tres, pero en realidad son muchos más.

Ja! El gordito tiene varios hijos por ahí, pueden pensar algunos.
Y es verdad de cierta manera.

Cuando uno llega a los pies de Cristo, comienza un largo caminar con Dios en el cual el compromiso de ganar almas para Cristo es cada día mayor. Yo estoy convencido de que se ganan más almas para Cristo con el ejemplo que de otra manera. Tu testimonio es lo que vale.

Así que tenemos muchos hijos del corazón, que también nos miran como nos miran mis hijos naturales, anhelando tener en su vida lo que nosotros hemos logrado.

Y así como nos miran a nosotros, SEGURO que otros muchos te miran a ti.

Quizás hoy no estés en un buen momento con tu pareja. Quizás sientas que el amor se terminó y creas que abandonar todo sea lo mejor para todos. Quizás estés pensando que ya no queda nada por hacer.
Todos pasamos por momentos así en  la vida conyugal.

Hoy quiero decirte, que tienes que darte cuenta de que tienes un compromiso con tus hijos, con tu conyugue, contigo y con la sociedad. Nosotros estamos aquí para ser luz, no tinieblas, y estás obligado a amar.
Amar no es una elección, es un mandamiento, y si en verdad amas a Dios, debes tomar la decisión de amar a tu compañera.Te cuento que es más fácil amar que odiar. Es más fácil perdonar que no hacerlo.

Quizás sea difícil el primer paso, pero los beneficios de aprender a amar cada día y de aprender perdonar son tan grandes que no lo puedes medir.

Muchas personas llegan a casa en busca de sosiego, dicen que en casa se respira una tranquilidad increíble.
Vienen buscando un poquito de esa paz que el Señor nos ha regalado. Esa paz, que si bien es un don de Dios (como todo lo que tenemos), también es algo por lo que hemos luchado juntos.

Y es que debes luchar por lo que quieres! Debes pelear por tus convicciones!

Esfuérzate y sé valiente! nos dice el Señor, y luego recalca: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente!
Amar requiere de valentía! Requiere de un esfuerzo constante de tu parte!
El verdadero amor, el que es para siempre, NO ES PARA COBARDES. Los cobardes huyen al menor problema y se esconden detrás de una maraña de celos y rencores sin sentido, o lo que es peor, detrás de la máscara del  desinterés (es más civilizado che).

El matrimonio es el compromiso más importante de tu vida.
No seas de los que se quejan de que la sociedad actual es un asco, cuando tu propia vida es un asco.
No seas parte del problema, sé parte de la solución; tu ejemplo de vida puede servir de guía para muchos, y tu semilla puede rendir ciento por uno.

Pelea por tu amada, vos sos su Príncipe,
y ella está esperando que la rescates!
Feliz día de los enamorados!
Con amor eterno te he amado… Jeremías 31:3

PD:
Gracias Señor por mis Padres. Gracias por que se amaron tiernamente hasta el último día.
En memoria de Dora (Cholita) y en honor a Virginio, mi padre y al regalo más grande que Dios me ha dado, mi esposa.

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lunes, 13 de febrero de 2012

Amar a propósito



Todos concordamos en que la naturaleza de Dios es amor ¿verdad?

Bien, esa es una de las (pocas) cosas en que todos los creyentes estamos de acuerdo. Dios ES amor, y a partir de ese amor Él construyó un mundo y un camino para nosotros que es reflejo de ese sentimiento. Es más, lo sigue manifestando para que no dejemos nunca de creer que es así. Por eso la sencilla oración “Dios te ama” impacta la vida de muchas personas que no pueden creer que “un ser” tan superior, sea capaz de tener ese sentir tan profundo hacia ellos.

Así como Dios ama, también tiene un lenguaje del amor.

Cuando amamos a alguien, debemos descubrir su lenguaje del amor, para expresarle el nuestro a partir de esa forma en que se siente amado o amada. Por ejemplo, mi lenguaje del amor es el tiempo de calidad, no me va a importar que me llenen de regalos sorpresas, si al final de cuentas veo a mi pareja 5 minutos a la semana y apenas podemos conversar, ¿se entiende?

Bueno, volviendo a la idea anterior, Dios también tiene su propio lenguaje del amor y ¿sabes cuál es? Son las personas.

Así es, el lenguaje del amor de Dios son las personas, cualquiera sea su condición, características e incluso religión. A Él lo que le importan son las personas y si tú quieres que se sienta amado… ¡AMA A LAS PERSONAS!

Te preguntarás si hay una trampa en esto o si hay letra chica, pues no la hay.

Dios se siente amado cuando tú eres capaz de entregarle amor a la gente, ahí Él siente que realmente estás conectando con su forma de amar. Y tiene lógica (aunque con Dios no hay que pensar mucho en la lógica), porque Dios envió a Su hijo Jesús POR AMOR A LAS PERSONAS COMO TÚ Y COMO YO. O sea, la forma de mostrarle amor al mundo, fue entregando lo más preciado (Su hijo) a cambio de la vida de toooooooooooda la gente que vive en el mundo. Él si que estaba hablando en serio cuando lo hizo.

Sé que debes estar pensando que hay gente más fácil de amar que otra. Además, hay gente que no conocemos, por lo tanto, ¿cómo podemos amarla? Es cierto, hay personas que tienen características que hacen que sea imposible no amarlas, o al menos, tenerles cariño. Sin embargo, hay otras que tienen un carácter difícil o precisamente no son un terrón de azúcar y a esas hay que amarlas también. Esto no significa que las voy a invitar a almorzar a mi casa todos los fines de semana, para nada, significa que no voy a desearle ningún mal y que si llegara a necesitar algo de mí, voy a estar dispuesto a ayudarle y a aportar en lo que sea necesario.

Mañana es el día de los enamorados, y seguramente hablaremos de otra clase de amor, pero para ir entrando en calor, sería bueno que habrieras tu corazón a las personas, especialmente a aquellas "díficiles" de amar. No lo olvides, el amor es una cuestión de decisión: Tú decides amar u odiar a una persona.
 

Si quieres realmente conectar con el lenguaje del amor de Dios y quieres que se sienta inmensamente amado por ti, AMA A PROPÓSITO a las personas, sabiendo que a través de ese amor genuino que expresas, están gritándole a Dios cuán grande es tu amor por Él. Amar a propósito a alguien es una decisión y un compromiso que haces con Dios para manifestar que al fin has descubierto cómo manifestar cuánto le amas y cuán importante es para ti descubrir la forma en que Él se siente infinitamente amado.

 

Este es mi mandamiento:
Que os ameís unos otros, como Yo os he amado.
Juan 15:12

domingo, 12 de febrero de 2012

¿Qué te puedo decir? Si mis ojos aún brillan por ti



Yo, el Señor, te llamé y te tomé por la mano, para que seas instrumento de salvación; yo te formé, pues quiero que seas señal de mi pacto con el pueblo, luz de las naciones. Quiero que des vista a los ciegos y saques a los presos de la cárcel, del calabozo donde viven en la oscuridad.
Isaías 42, 6-7

Diariamente tenemos que enfrentar un sin fin de problemas, llamados también circunstancias; sin embargo, aunque no lo creas son de verdad necesarias.
Duelen mucho todas estas carencias de dinero, tener que decir que no a tus necesidades más básicas, o peor, a las necesidades de tus hijos o tu esposa. Llega un momento en el que creemos que no hay escapatoria.
Nos ahogamos porque no tenemos la menor idea de cómo hacer para ponerle fin a tanta deuda que nos aprisiona, o a los conflictos con nuestros hermanos, esposo/a e hijos.

Incluso; te pasa que cuando peor estás, tocan a tu puerta problemas ajenos, quizás más graves que los tuyos (o sólo diferentes), pero que te llevan a misericordia, y al final del día terminas con más cargas que las que puedes soportar.

Es entonces cuando oramos y clamamos: Padre! Dime heme aquí! (Isaias 58:9), y al parecer el cielo está en completo silencio u ocupado porque no contesta ni una de nuestras oraciones.

Sin embargo, nada de eso es cierto.

Lo digo porque lo estoy pasando, lo estoy viviendo en el día a día. Perdón, lo estamos viviendo, lo estamos pasando, porque ni mi esposa ni mis hijos están ajenos a toda la situación.

Pero me he encontrado con la tremenda y hermosa noticia de que Dios lo permite para que me goce en El solamente:
  • El desea que aprenda a tener fe,
  • El anhela que sea un hijo lleno de convicción en lo que ha decidido creer,
  • El desea que yo (sí yo!), sea un guerrero listo para la batalla!,
  • El anhela que yo busque Su sabiduría,
  • El quiere que yo le busque ansiosamente, desde lo más profundo de mi corazón.

En estos últimos días arremetieron a mi casa una cantidad de problemas nada favorables y junto con ellos una serie de circunstancias nada bonitas ni agradables.

No dije, como en otros tiempos: ¿Por qué, mi Dios?
Dije por favor si puedo ayudar, entonces, úsame para resolver este problema de una vez por todas. Entonces hice un intento de hallar la solución pero antes de llevarlo a cabo le dije a Dios:
Padre amado, que sea Tu voluntad.

Al día siguiente Su voluntad no fue la que yo esperaba, ¿por qué? no lo sé. 
Solo sé de la dicha que sentí luego; fue como si todos esos problemas económicos desaparecieran en un instante.

Ver y escuchar a mi hijo hablarle a sus amigos de la palabra de Dios con entusiasmo. Contemplar a mis esposa orar con tal devoción por el día que recibe, ver a mis hijas cerrar sus ojos para bendecir los alimentos, sentarme a la mesa cada día con niños que Dios ha enviado a mi casa, y verlos con hambre de Dios, hizo que mis ojos se humedecieran y sentí mi corazón palpitar rápidamente por mi Padre Celestial.

Entonces, el amor de Dios fluyó en mí y me quemó hasta los huesos, me detuve un momento y observé más a mi familia, vi sus movimientos, como caminaban y recordé años atrás cuando ni siquiera le prestaban atención a Dios.
Recordé los días en que en mi casa mi esposa se negaba a recibir palabra de Dios, recordé como me arrodillaba al lado de mi cama y lloraba pidiendo al Señor que me ayudara. Recordé con tanto cariño cuando mis hijos recibieron a Cristo, y cómo juntos, en el cumpleaños de mi amada la llevamos a los pies de Jehová.

Me he dado cuenta que todo, absolutamente todo, es parte de un crecimiento espiritual que no es solo mío sino también de mi familia.

Es hermoso ver como nadie come en la mesa antes de decir Gracias Padre por los alimentos y lo más bello es que no soy solo yo quien ora, sino que nos turnamos, en cada comida.

Mi corazón descansa contento cuando antes de dormir mi hijo me pide que oremos, o mis hijas me bendicen para dormir, o cuando mi esposa me pide que oremos en el nombre de Jesús, por algún dolorcito de nuestro nieto.
Me siento amado por Dios cuando me envía a ese amigo cuyo matrimonio se está destruyendo, o por los niños que llegan a casa en busca de consuelo y provisión (que no sé como, pero siempre aparece).

No termino de sorprenderme del tremendo amor que mi esposa tiene por los niños, y como ellos lo sienten y se acercan a ella en busca de una demostración de cariño.
 
No puedo dejar de pensar que Dios a depositado en nosotros una confianza de la que no me siento digno, pero a su vez, me ayuda saber que El nos limpia, El nos purifica, y El sólo El nos dignifica para ser Sus manos aquí, en este mundo.

Queridos amigos:

Lo material se va, un viaje por el mundo se termina, el mejor y más caro de los colegios en el que inviertas más que en tu relación personal con Dios, no tiene ningún valor cuando Dios no está ahí, presente.

Si incluyes a Dios en tus planes, entonces ¡adelante!

 

DIOS NUNCA DEJA DE SER.

SIEMPRE ESTA A TU LADO.

 

DOY GRACIAS A DIOS CADA UNA DE LAS CARENCIAS QUE TENGO ACTUALMENTE Y  TAMBIÉN PORQUE TODO ELLO ESTA HACIENDO QUE MIS HIJOS TENGAN UN CORAZÓN HUMILDE Y ESO ES MÁS DE LO QUE NUNCA SOÑÉ.

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martes, 7 de febrero de 2012

Los pasos hacia atrás no siempre son retrocesos


Después de un largo receso en mis ocupaciones laborales, pude observar unas cuantas cosas. Tal parece que el detenerme a un costado del camino me hizo bien, toda vez que en la vorágine de apuros, plazos y presión de trabajo uno no se da cuenta de lo que realmente está pasando –O NO ESTA PASANDO– a su alrededor.

Entre otras cosas me dí cuenta de que tenía personas comprometidas con nuestro equipo de trabajo pero hacía mucho tiempo que no teníamos trabajo para ellos en esas áreas. Es por ello que resolví liberarlos de su compromiso.

Esto implicó directamente un “achique”. Fue literalmente dar pasos hacia atrás, pero pronto comprendí que estos pasos hacia atrás a veces son necesarios. Esto me permitió reestructurar nuestro equipo desde una situación de partida más sólida, más estable, más genuina desde el punto de vista funcional.

Pero más allá de las cuestiones laborales, pude comprender que en el ámbito de la vida, e incluso del ministerio que Dios me ha dado, muchas veces es necesario que suceda lo mismo. 

Tal vez vemos esta clase de retrocesos como algo malo, desde una perspectiva conceptual negativa, sin darnos cuenta de que con frecuencia nos aventuramos en planes y proyectos, emprendemos nuevas cosas en un sincero afán de progresar, de mejorar, pero no siempre en la dirección o sentido correcto.

Como dicen los jugadores de fútbol: “hay que parar la pelota”. Con el balón detenido, el jugador puede observar la situación en el campo de juego, la posición de sus compañeros y también la de sus rivales, dar tiempo a reubicaciones y pensar rápido en una estrategia mejor. En un mismo sentido, cuando a un jugador le toca patear un penal vemos que necesita retroceder unos pasos antes de ejecutar. Ello le da la oportunidad de observar al arquero (portero en otras latitudes), calcular el disparo en la dirección adecuada y darle el impulso y efecto necesarios a la pelota para que se pierda en el fondo del arco.

Es lo mismo que sucede en el mundo de las computadoras. 

Hay sistemas operativos que poseen la función “Restaurar sistema”. Esto literalmente significa retrotraer el sistema a una situación de funcionamiento anterior. Es necesario cuando un nuevo programa quedó mal instalado o en lugar de aportar mejoras, funciona mal o crea inestabilidades en el sistema. Restaurar el sistema a un punto anterior es retroceder algunos pasos, pero una operación absolutamente necesaria para aportar una base, un punto de partida sólido, coherente, confiable, para el futuro funcionamiento del equipo.

Querido amigo/a:

Es absolutamente necesario detenerse de vez en cuando a un costado en el camino y observar con cuidado lo que hay por delante y lo que quedó atrás.
Y no te sientas mal si ves que es necesario tener que volverse unos cuantos pasos, todos los que sea necesario. A veces “un achique” aporta una base sólida. No siempre las bases “grandes” son las más estables y confiables. Dios mismo se vale de cosas pequeñas y débiles para su gran obra.
Como tú o como yo.

Los pasos hacia atrás no siempre son retrocesos.

Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y El aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, Porque Jehova sostiene su mano.    Salmo 37: 23, 24

¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Lucas 14:31

viernes, 3 de febrero de 2012

Un error de percepción



Hoy, tomando mi mate de la mañana,  pensaba en que muchas veces, somos nosotros mismos los que ponemos obstáculos para que las cosas no nos salgan bien o no recibamos los resultados que esperamos. Cuando algo está saliéndonos bien, tenemos esa sombra de temor constante que nos hace esperar lo malo que va a ocurrir, porque “no todo puede ser tan bueno”. 

No sé bien de dónde salió esta idea, pero existe.

Es más, cuando algo nos resulta bien, lo atribuimos a la fortuna, a que el resto nos ayudó o a que en verdad no era tan difícil. Por el contrario, cuando algo no nos resulta asumimos TODA la responsabilidad y seríamos capaces de apostar que lo que nos ocurrió fue porque hicimos algo mal, nos equivocamos o tenemos algún defecto que provoca estos resultados. 

Esto se llama tener un error de atribución, pero para que lo entendamos mejor lo llamaremos error de percepción.

¿Alguna vez has visto esas imágenes que pueden ser dos cosas a la vez, como esa imagen de la mujer joven y la bruja en un mismo dibujo, o el de las escaleras que no se sabe si suben o bajan? Si nos damos cuenta, que dependiendo de dónde fijemos la atención es lo que vamos a ver. Si de esa manera es tan fácil de entender y de ver, ¿por qué en nuestra vida es tan difícil en algunas oportunidades?

El error de percepción es más común de lo que creemos, se da en distintos ámbitos y hasta en las cosas más cotidianas. Por ejemplo, si toda la vida no nos hemos destacado en matemáticas y en algún momento damos con un cálculo mental rápido, atribuimos este resultado a que la operación matemática era fácil, a que igual nos demoramos y mil y una razones para no reconocer que tuvimos un porcentaje de la brillantez de Einstein. Por el contrario, cuando herimos a alguien con algo que decimos, tenemos una mala calificación o llegamos tarde a algún lugar, hacemos inferencias globales sobre nosotros mismos, como por ejemplo:
  • “siempre daño a la gente que quiero”,
  • “en todo me va mal”,
  • “no importa cuánto me esfuerce, nunca llego a la hora”.

Con todas esas afirmaciones lapidarias que hacemos de nosotros mismos, difícilmente vamos a dejar espacio para aceptar los cumplidos de los demás y mucho menos, para tener una visión positiva de nosotros mismos.

Esto es lo que llamo tener un error de percepción.

Lo que veo lo tergiverso con lo que ya sé, y no soy capaz de ver el objeto, la situación o persona de la manera en que al menos la mayoría de la gente lo ve.
Cuando pienso en lo anterior, reflexiono en torno a la vida de aquellas personas que han sido capaces de cambiar la historia de un país, ciudad, o localidad; personas que han tenido “un algo” que las ha hecho especiales.
Mi teoría, es que estas personas fueron capaces de verse a sí mismas con menos errores de percepción que el resto de los mortales. 

Lo más probable es que cuando todo el mundo les gritaba “No” en el rostro, ellos no se lo tomaban a lo personal, no pensaban en que ellos tenían algo que invitaba a los demás a decirles que no. 
 
Tampoco pensaron que si una, dos, tres, cuatro, cinco personas les decía que no, la sexta también lo haría, por eso lo seguían intentando, hasta que lo consiguieron. Personas así deberían inspirarnos y desafiarnos a querer “ese algo” que ellos tienen y a luchar hasta lograrlo, sin importar cuánto cueste ni cuánto demore.

Si hay alguien para mí que es ejemplo de tener “ese algo” es Jesús.
De él se dijo lo peor, se hizo lo peor y algunos pensaron que era el peor.

Sin embargo, Jesús nunca se lo tomó de forma personal, es más, cuando ya estaba crucificado enuncia la popular oración: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, nunca fue algo entre la gente y Él, siempre fue algo entre Él y su propósito en la tierra, y así lo vivió desde su nacimiento hasta su muerte. 

Jesús NUNCA tuvo un error de percepción, Él siempre tuvo claridad de quién era y de lo que era capaz de hacer, como tenía eso claro, cumplió su gran misión sin esperar nada  a cambio y sin pensar en que lo que le estaba pasando era producto de que no había sido lo suficientemente convincente como para hacerlos cambiar de opinión o que no había puesto todo de su parte para que creyeran que Él era el hijo de Dios hecho hombre.

¿Qué hizo Jesús? Perseveró.
¿Y qué hacemos nosotros cuando algo no nos resulta? Abandonamos.

"Para lograr cambiar nuestros erroresde percepción , lo primero que tiene que pasar es que nos encontremos con nuestra misión en la vida, con lo que nos hace vibrar, con lo que apasiona nuestro corazón". 
 
Cuando eso pase, todo lo que ocurra a nuestro alrededor entrará en la categoría de “cosas que me acercan a mi sueño” y el error perceptual debería empezar a disminuir. Si no es así y seguimos teniéndolo, tal vez debemos dejar de escuchar a las personas equivocadas y empezar a escuchar la voz de Dios que nos dice que somos capaces de hacer las cosas mucho mejor de lo que nosotros mismos creemos y que Él formó hijos e hijas campeones, capaz de hacerlo todo…y MÁS.

Cada vez que un error de percepción venga a ti, pregúntate:  ¿Será tal como lo estoy pensando o tal vez estoy exagerando? ¿Qué me diría Jesús en este momento?. Te aseguro que por esa vía podrás hacer callar a ese “Pepe Grillo” que sabotea todo lo que haces e impide que salga de ti TODO el potencial con el que Dios te formó. Así que ¡ánimo! Es hora de reconectarte con tu verdadera genética, ¡LA DE UN CAMPEÓN!