Mis padres cumplieron 50 años de casados hace cuatro años.
Cincuenta años es muchísimo tiempo. Yo tengo esa edad.
No voy a contar la historia de vida de mis viejos, pero si quiero señalar que de ellos aprendí varias cosas, que no me las enseñaron con palabras, me las enseñaron con su testimonio de vida.
El día que yo le dije a Carmen que me quería casar con ella, yo sabía que estaba tomando la decisión más seria de mi vida, y que mi compromiso era para siempre. Pase lo que pase.
Y eso no es algo que aprendí yo solo, me lo enseñaron mis padres, con su ejemplo.
Lo que son las cosas, mi esposa ese día se rió de mí, no me quería creer.
Con el paso de los años luego de casados, y ya con una hija, ella seguía sin creer en ese compromiso.
Estaba absolutamente convencida de que yo en algún momento la tenía que abandonar.
Y esa actitud tampoco es casualidad, es el fruto del legado que sus padres le dejaron.
Un legado de abandonos y traiciones.
Con el tiempo y con mucho esfuerzo, se dio cuenta de que yo venía de una familia sólida, y pudo aceptar el hecho de que yo estaría para ella SIEMPRE, en las buenas y en las malas, de la misma manera que mis viejitos se tuvieron el uno a otro en todas las circunstancias.
Otra cosa que aprendí de esos viejitos lindos, es que las cosas no siempre son buenas en el matrimonio, que hay etapas en que uno u otro quiere abandonar todo y seguir con su vida. Pero ellos me enseñaron que el amor no es una cosa del corazón nomás. Uno decide amar, de la misma forma que decide odiar.
Y aunque a muchos le parezca mentira, decidir amar a tu pareja es el camino más corto y más fácil a la felicidad.
Pero el legado más importante que me dejaron, es mi capacidad para perdonar. Y la verdad es que gracias a Dios y a ellos, a mi el perdón se me da con facilidad. Nunca fui rencoroso, y olvido con tremenda facilidad las ofensas o el daño que me puedan hacer. Esto me ha ayudado mucho en mi matrimonio, que intenta emular la vida de esos
dos viejitos preciosos, y por eso este 22 de febrero cumplimos 26 años de convivencia.
Me considero un hombre afortunado.
Dios me ha regalado una compañera de fierro, que ha sabido pelear a mi lado, y que ha estado conmigo en las buenas y en las muy buenas; en las malas y en las muuuuy pero muuuuy malas.
Igual que mis adorados viejitos.
Mis hijos (de los que me siento íntimamente orgulloso y agradecido a Dios) nos observan y anhelan para sus vidas lo que nosotros tenemos, y obviamente, lo que sus abuelos tuvieron.
Y ese es el punto mis queridos amigos.
Nuestras vidas se reflejan en la vida de nuestros hijos, que en mi caso podría decir que son tres, pero en realidad son muchos más.
Ja! El gordito tiene varios hijos por ahí, pueden pensar algunos.
Y es verdad de cierta manera.
Cuando uno llega a los pies de Cristo, comienza un largo caminar con Dios en el cual el compromiso de ganar almas para Cristo es cada día mayor. Yo estoy convencido de que se ganan más almas para Cristo con el ejemplo que de otra manera. Tu testimonio es lo que vale.
Así que tenemos muchos hijos del corazón, que también nos miran como nos miran mis hijos naturales, anhelando tener en su vida lo que nosotros hemos logrado.
Y así como nos miran a nosotros, SEGURO que otros muchos te miran a ti.
Quizás hoy no estés en un buen momento con tu pareja. Quizás sientas que el amor se terminó y creas que abandonar todo sea lo mejor para todos. Quizás estés pensando que ya no queda nada por hacer.
Todos pasamos por momentos así en la vida conyugal.
Hoy quiero decirte, que tienes que darte cuenta de que tienes un compromiso con tus hijos, con tu conyugue, contigo y con la sociedad. Nosotros estamos aquí para ser luz, no tinieblas, y estás obligado a amar.
Amar no es una elección, es un mandamiento, y si en verdad amas a Dios, debes tomar la decisión de amar a tu compañera.Te cuento que es más fácil amar que odiar. Es más fácil perdonar que no hacerlo.
Quizás sea difícil el primer paso, pero los beneficios de aprender a amar cada día y de aprender perdonar son tan grandes que no lo puedes medir.
Muchas personas llegan a casa en busca de sosiego, dicen que en casa se respira una tranquilidad increíble.
Vienen buscando un poquito de esa paz que el Señor nos ha regalado. Esa paz, que si bien es un don de Dios (como todo lo que tenemos), también es algo por lo que hemos luchado juntos.
Y es que debes luchar por lo que quieres! Debes pelear por tus convicciones!
Esfuérzate y sé valiente! nos dice el Señor, y luego recalca: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente!
Amar requiere de valentía! Requiere de un esfuerzo constante de tu parte!
El verdadero amor, el que es para siempre, NO ES PARA COBARDES. Los cobardes huyen al menor problema y se esconden detrás de una maraña de celos y rencores sin sentido, o lo que es peor, detrás de la máscara del desinterés (es más civilizado che).
El matrimonio es el compromiso más importante de tu vida.
No seas de los que se quejan de que la sociedad actual es un asco, cuando tu propia vida es un asco.
No seas parte del problema, sé parte de la solución; tu ejemplo de vida puede servir de guía para muchos, y tu semilla puede rendir ciento por uno.
Pelea por tu amada, vos sos su Príncipe,
y ella está esperando que la rescates!
Feliz día de los enamorados!
Con amor eterno te he amado… Jeremías 31:3
PD:
Gracias Señor por mis Padres. Gracias por que se amaron tiernamente hasta el último día.
Gracias Señor por mis Padres. Gracias por que se amaron tiernamente hasta el último día.
En memoria de Dora (Cholita) y en honor a Virginio, mi padre y al regalo más grande que Dios me ha dado, mi esposa.
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