Cuantas veces hemos escuchado que lo que declaramos con nuestra boca será hecho?
A pesar de que nos han instruído al respecto en varias ocasiones, no prestamos mucha atención a ello hasta que vemos que las palabras realmente están haciendo efecto, en especial cuando esas palabras han sido negativas, ya que aunque es difícil de creer, al pronunciarlas comenzamos a limitarnos.
Así y todo, en nuestra necedad (de la que el Señor tanto nos reprende en Su palabra), seguimos maldiciendo nuestra vida y la de otros con nuestras palabras.
¿Cuántas veces frente a una situación difícil has dicho “no puedo”, “no soy capaz”, “no tengo fuerzas”, cuantas más te has sentido derrotado antes de luchar?
¿Cuantas veces les has dicho a otros, y lo que es peor a tus hijos, "no puedes", "no eres capaz"?
No tenemos que decirlo literalmente, pero se me ocurren cientos de expresiones negativas que podemos usar para despreciar nuestra capacidad o la de otros.
No me hagas reir; estás loco; eso no es para mi; ni en sueños; no seas bobo; mejor buscá otra cosa; no creo que te de la cabeza, hay miles mejor preparados que nosotros; etc; etc; etc...
Agregá a la lista todos los que solés usar y te vas a sorprender:
El poder de las palabras para bien o para mal siempre hace efecto, pero lamentablemente es mas común escuchar o decir las negativas, pues nos es difícil decir algo positivo en medio de un problema o situación incomoda.
Hay un verso en Proverbios 6:2 que dice:
“Te has enlazado con las palabras de tu boca y has quedado preso en los dichos de tus labios”
A veces sin darnos cuenta con nuestras propias palabras limitamos nuestras capacidades, repetimos una y otra vez frases negativas que al poco tiempo se hacen parte de nuestra vida, y nos acostumbramos a vivir limitada y negativamente y a pesar de que hay potencial en nosotros se desaprovecha, pues queremos hacer una cosa pero inconscientemente declaramos lo contrario y caemos presos de nuestras declaraciones.
Y esto es el resultado de una sociedad que intenta condicionarnos y matenernos en la mediocridad:
El que nace para pito nunca llega a corneta...
Si falló una vez va a fallar toda la vida...
Sus padres fueron malos, el también va a se así...
Mirá de donde viene, que podés esperar...
No lo permitas, nada de eso es cierto:
Todo esto está muy lejos de lo que Dios quiere para nuestras vidas.
Si tu has querido perdonar pero al mismo tiempo dices no puedo, entonces tu mismo te estas negando a hacerlo, si has querido emprender algo nuevo pero también dices "no se si pueda", entonces estas desconfiando, o si estas luchando por sobreponerte a una situación difícil y dices "no tengo fuerzas", entonces estas limitando tu capacidad de hacerlo.
Lo que declaramos con nuestra boca eso es, y no quiere decir que pronunciemos “palabras mágicas” sino que lo hagamos con la firme convicción de que tenemos la capacidad y la ayuda de Dios para poder hacer lo que a veces vemos como difícil o imposible de lograr.
Decir YO PUEDO, no es una quimera o una declaración quijotesca.
Es una declaración de fe, de que tienes un Dios que te fortalece y te instruye con Sabiduría.
A pesar del panorama que tengas delante de ti, declara bendición sobre tu vida, en lugar de negación. Solo tú decides el efecto que causan tus palabras.
De la abundancia del corazón habla la boca. Mateo 12:34
La muerte y la vida están en poder de la lengua. Prov. 18:21
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