Lectura: 1 Corintios 9:24-27
"El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…"
Gálatas 5:22-23
En su libro Food in Medieval Times [Comidas en la Edad Media],
Melitta Adamson escribe sobre los deleites culinarios en la Europa
de aquella época. Carne de animales salvajes, pasteles, budines y
otras comidas exóticas ilustran el placer creativo de preparar alimentos.
Pero con todos estos manjares maravillosos hay un problema:
comer en exceso.
Esta tendencia se agravaba con el calendario cristiano,
colmado de ayunos y de fiestas.
En general, la glotonería seguía a la abstinencia alimentaria.
Para tratar este problema, el teólogo Tomás de Aquino
destacó la cualidad del carácter cristiano de la templanza,
a la que denominaba «una virtud especial».
Consideraba que el dominio propio
debía extenderse a todas las áreas de la vida.
Para el creyente, la templanza o moderación no procede
de una profunda fuerza de voluntad humana,
sino del Espíritu Santo que nos la da:
«El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…»
(Gálatas 5:22-23).
El dominio propio es esa característica generada por el Espíritu,
que nos capacita para tener «mucha disciplina» (1 Corintios 9:25 NVI).
El exceso de indulgencia en la comida, el descanso, el trabajo, la recreación,
el servicio y una variedad de «cosas buenas» sólo puede corregirse
con el equilibrio de la templanza.
Dedica unos minutos para pedirle a Dios que produzca en ti esta virtud especial.
"El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…"
Gálatas 5:22-23
En su libro Food in Medieval Times [Comidas en la Edad Media],
Melitta Adamson escribe sobre los deleites culinarios en la Europa
de aquella época. Carne de animales salvajes, pasteles, budines y
otras comidas exóticas ilustran el placer creativo de preparar alimentos.
Pero con todos estos manjares maravillosos hay un problema:
comer en exceso.
Esta tendencia se agravaba con el calendario cristiano,
colmado de ayunos y de fiestas.
En general, la glotonería seguía a la abstinencia alimentaria.
Para tratar este problema, el teólogo Tomás de Aquino
destacó la cualidad del carácter cristiano de la templanza,
a la que denominaba «una virtud especial».
Consideraba que el dominio propio
debía extenderse a todas las áreas de la vida.
Para el creyente, la templanza o moderación no procede
de una profunda fuerza de voluntad humana,
sino del Espíritu Santo que nos la da:
«El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…»
(Gálatas 5:22-23).
El dominio propio es esa característica generada por el Espíritu,
que nos capacita para tener «mucha disciplina» (1 Corintios 9:25 NVI).
El exceso de indulgencia en la comida, el descanso, el trabajo, la recreación,
el servicio y una variedad de «cosas buenas» sólo puede corregirse
con el equilibrio de la templanza.
Dedica unos minutos para pedirle a Dios que produzca en ti esta virtud especial.
Reflexión:
Para tener dominio propio,
deja que te domine el Espíritu.
Para tener dominio propio,
deja que te domine el Espíritu.
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